Rehabilitación de fachadas: materiales y técnicas
Para la rehabilitación de fachadas o patios es imprescindible identificar los materiales y técnicas empleadas en la construcción primitiva, así como su antigüedad. En la rehabilitación de fachadas, ésta puede presentar diferentes patologías y necesitará diversos tratamientos según su situación actual y uso al que se vaya a destinar tras la rehabilitación.
Así, nos encontramos con fachadas con suciedad incrustada debido a la polución, las cuales pueden recuperar su esplendor original con una simple limpieza de proyección de agua a presión, chorro de arena u otros abrasivos, en función de si son de granito, pintura, etc. Otras, sin embargo, muestran multitud de grietas y fisuras en el revestimiento, donde habrá que realizar un trabajo de picado y saneado de dichas grietas y posteriormente volver a aplicar el revestimiento, el cual puede ser: revoco de mortero, mortero de cal, esgrafiado, monocapa, estuco, pintura pétrea…o bien puede consistir en una fachada de ladrillo tradicional visto en la que se sustituirán las piezas en mal estado si es necesario, rellenarán las juntas con mortero, e incluso aplicaremos un barniz hidrófugo para proteger dicho paramento del agua.
Centrándonos en los patios de luces interiores, lo más común es que estos estén revestidos de un sencillo enfoscado, es decir, una capa de mortero hecho a base únicamente de cemento, aunque a veces también contenga cal. De todos los tipos de revestimiento de mortero, el enfoscado es el más duro y resistente, por ello es el que se ha utilizado más a menudo en medianeras y en muros exteriores en general, siendo el acabado más habitual pintado.
En la actualidad es cada vez menos frecuente dejar las paredes sólo con un enfoscado, utilizándolo como soporte para añadir posteriormente una nueva capa de otro producto, más acorde a las necesidades y gustos de hoy en día.
No obstante, conviene estudiar si el edificio cuenta con aislamiento térmico o no para aprovechar el momento de realizar la rehabilitación de fachadas o patios para plantear soluciones de eficiencia energética (como el Sistema de Aislamiento Térmico por el Exterior, SATE), y por tanto poder reducir costes elevados de calefacción por ausencia de aislamientos térmicos envolventes.
Este sistema consiste en la colocación de planchas de aislamiento de poliestireno expandido (EPS) de espesor variable, fijadas al muro de fachada por tacos y espigas. Las planchas de aislamiento se recubren con una malla de fibra de vidrio embebida en mortero de cemento para dar rigidez y continuidad al soporte, y poder después aplicar sobre ello el acabado deseado de revoco en el color elegido (revoco de silicato, resina sintética, acrílica, de silicona…).
Los nuevos revocos y pinturas de silicona, poseen una alta capacidad de impermeabilización, pero a su vez son muy transpirables. Se ensucian muy poco y son muy resistentes a las acciones meteorológicas. Por último, no hay que olvidar que los sistemas SATE deben ser aplicados por empresas especializadas, ya que se requiere una técnica específica para garantizar su correcto funcionamiento.
Además del aspecto superficial de las fachadas o patios, antes de comenzar la rehabilitación de fachadas, debemos también tener en cuenta si es necesaria una intervención a nivel estructural (sobre todo en edificaciones muy antiguas y con estructura de madera), donde haya que reforzar dicha estructura con perfiles auxiliares y elementos metálicos o láminas de fibra de carbono, recalzar la cimentación o simplemente emplear tratamientos curativos y preventivos de hongos en la madera.
Dentro de la rehabilitación de fachadas, otro elemento susceptible de ser reforzado son los balcones y barandillas, con frecuencia oxidados por falta de mantenimiento y con peligro de desprendimiento inminente a la vía pública, pudiendo producir daños a viandantes. Lo mismo ocurre con las cornisas de piedra, aplacados o frentes de forjado, en los que la oxidación de sus anclajes a menudo supone una amenaza para la seguridad.
Rehabilitación de fachadas: Trabajos verticales
Para ejecutar todo lo expuesto anteriormente respecto a la rehabilitación de fachadas, se dispone de dos opciones: los llamados trabajos verticales o sin andamios, o con andamios
En los trabajos verticales se adopta el sistema de descuelgue vertical para la rehabilitación de fachadas, mediante cuerdas, arneses y cables de acero, ahorrando tiempo y dinero siempre que la labor a ejecutar sea de carácter puntual o no requiera la manipulación de materiales pesados. Podemos salvar cualquier tipo de obstáculo y alcanzar zonas de los edificios que de otra forma serían inaccesibles.
Por otro lado, la instalación de andamios para la rehabilitación de fachadas puede incrementar el importe de la obra, aunque a veces sean imprescindibles para realizar la obra en cuestión, por la cantidad y tipo de materiales empleados, la comodidad y seguridad para el operario, y la rapidez y calidad con la que éste puede terminar el trabajo.
Los profesionales estudiarán cada caso, desde el estado del edificio al tiempo de duración de la obra, con el objetivo de determinar si es conveniente que se utilice una solución u otra en nuestra rehabilitación de fachadas.
Rehabilitación de fachadas: humedades en fachadas
Los tipos de humedades que pueden encontrarse en un paramento en la rehabilitación de fachadas, pueden ser debidas a la condensación por falta de ventilación, a la absorción por capilaridad, y a la filtración a través de los muros de sótanos.
CONDENSACIÓN: Las humedades por condensación son un problema que aparece en épocas frías y húmedas, apareciendo sobre todo en ventanas, paredes y techos. A veces, al llegar el buen tiempo, puede parecer que las manchas han desaparecido, pero probablemente volverán a salir en invierno. Ello es debido a que, en los meses de calor, la humedad del ambiente se reduce mucho y además solemos abrir más nuestras ventanas, igualando las temperaturas dentro y fuera de la vivienda.
Comienzan apareciendo pequeñas gotas de agua que pueden dar lugar a manchas negras de hongos si no se atajan a tiempo. Para solucionar este problema es imprescindible reducir la diferencia de temperaturas entre el interior y el exterior de la vivienda, ventilando o bien aislando. Porque el tener doble cristal en las ventanas no es suficiente para suponer que no vayan a aparecer condensaciones.
Para paliar esta molestia, podemos recurrir a la colocación de pequeñas rejillas alrededor de las ventanas que dejen correr el aire. O bien utilizar nuestra nueva técnica de rehabilitación de fachadas para la erradicación de condensaciones en viviendas, sin obras ni pérdida de espacio y con garantía de 10 años, que además mejora la eficiencia energética y la sostenibilidad.
Consiste en proyectar una fina capa de corcho natural por el interior de los paramentos de la vivienda que den al exterior, ya que el corcho es un excelente aislante térmico y acústico, lo que hará que nuestra casa sea menos calurosa en verano y menos fría en invierno, suponiendo además una reducción energética superior al 30% al no necesitar aire acondicionado ni calefacción.
Es pues importante no ignorar las humedades de condensación desde el principio de la rehabilitación de fachadas, tienen fácil solución y pueden llegar a dañar muebles e incluso ser un problema que afecte al sistema respiratorio de los habitantes de la vivienda si dejamos que se extienda.
CAPILARIDAD: La humedad por capilaridad es aquella que va subiendo por los cimientos y muros en contacto con el terreno, hasta llegar a 1,5 m de altura aprox., aflorando en el interior de las paredes y dejando en ocasiones restos blanquecinos de sal. Se observan en garajes subterráneos, sótanos, locales o viviendas bajas. Lo primero que hay que hacer para eliminarla es detectar su origen. Una vez identificado tendremos varias posibilidades:
- Provocando una corriente eléctrica que modifique el campo magnético y haga al agua circular en sentido contrario, siendo expulsada del muro.
- Levantar tabiques paralelos al muro afectado, dejando entre medias, una cámara de aire.
- Inyectar resinas y geles especiales formando barreras para evitar el paso del agua, o insertando láminas de chapa en la base del muro.