Impermeabilización terrazas: tipos y novedades
Las cubiertas son uno de los elementos de las edificaciones que pueden dar más problemas. Por eso es importante llevar un mantenimiento periódico de las mismas para evitar daños indeseables como las temidas goteras, prestando especial atención a la limpieza de canalones y sumideros, y a la impermeabilización terrazas, ya que es difícil diagnosticar a simple vista si una gotera tiene fácil solución o no una vez que han aparecido. Localizado el foco del problema hay que asegurarse en la medida de lo posible que la reparación es definitiva, los materiales empleados son adecuados y no van a suponer una sobrecarga al tejado, teniendo presente que no todos los tejados y cubiertas son iguales y un remedio puede ser ideal en un caso, pero no así en otro.
Hay diferentes tipos de cubiertas según sus características constructivas. Podemos distinguir entre cubiertas planas o inclinadas, según su inclinación respecto al plano del suelo. Las inclinadas se emplean sobre todo en zonas de precipitaciones abundantes, mientras que las planas se dan en climas más secos.
Para las soluciones en planos inclinados, podemos optar por tejados acabados por ejemplo en teja cerámica o pizarra (vigilando que no tengamos piezas rotas que puedan causar filtraciones o volarse por el viento), aunque previamente a la rehabilitación de un tejado o cubierta es importante detectar si la estructura portante está en buen estado, teniendo en cuenta la antigüedad, uso y materiales empleados. Si encontramos un deterioro considerable, es pertinente demoler también dicha estructura y levantar una nueva incluso de un material más resistente, para así garantizar la estanqueidad de la nueva cubierta a largo plazo. Podemos aprovechar además para introducir elementos más prácticos, como el panel sándwich o el aislante térmico.
Se puede dar también el caso de que sea suficiente con llevar a cabo refuerzos de la estructura, como la sustitución puntual de pares o tabiques palomeros, y reponer los elementos de formación de pendiente, para finalmente colocar sobre ellos teja curva, plana o mixta, tableros hidrófugos, placas impermeabilizantes tipo Onduline o placas aislantes de diferentes tipos.
Por otro lado, las cubiertas planas se pueden dividir en transitables o no transitables, y no sobrepasarán una pendiente del 5%. Son transitables, por ejemplo, las cubiertas ventiladas a la catalana, cubiertas de aparcamientos, cubiertas invertidas con pavimento flotante…; mientras que pertenecen al segundo grupo las cubiertas con protección de grava, cubiertas ajardinadas, cubiertas con lámina autoprotegida… Ambos grupos tienen en común que cada paño en el que se divide la superficie de recogida de aguas no debe superar los 15 m2 y siempre teniendo en cuenta la colocación de juntas de dilatación perimetrales.
Para la impermeabilización terrazas y evitar filtraciones, podemos recurrir a láminas asfálticas, aplicación de poliuretano, pinturas especializadas o caucho con fibra de vidrio, siendo recomendable también la adición de paneles aislantes y acústicos para aportar un aislamiento térmico y/o acústico. Sin embargo, es interesante pedir consejo a empresas profesionales acerca de cuál es el sistema que mejor se adapta a nuestras necesidades, tanto en la impermeabilización de terrazas como en otros casos.
Como novedad, el uso de la poliurea como material para impermeabilizar está teniendo una gran acogida debido a sus múltiples ventajas: es muy resistente ante la erosión y el desgaste, y por tanto más duradera en comparación con otros productos; se considera “eco friendly” ya que en su fabricación no intervienen ningún tipo de elementos contaminantes y, por último, es muy fácil de limpiar.
En el caso particular de la impermeabilización de terrazas con solado de baldosas, es un poco más complicado subsanar impermeabilizaciones puesto que es necesario retirar primero todas las baldosas. Si las pendientes no son las adecuadas, se aplicará una capa de mortero de pendiente previamente a la colocación de la tela asfáltica reforzada con poliéster, sobre la que después extenderemos un fieltro geotextil para proteger la impermeabilización; finalmente podremos volver a colocar baldosas y rodapiés, enlecharemos las juntas y entonces estará lista para su uso.
Generalmente, este tipo de cubiertas vienen delimitadas por petos de fábrica de ladrillo, los cuales suelen estar rematados por piezas de coronación llamadas “albardillas”, prefabricadas o de piedra, pero que sufren grandes deterioros al estar en la zona más alta de la edificación y expuestas a las inclemencias del tiempo, siendo necesario su revisión y en ocasiones su sustitución. Con relación al mantenimiento de los petos, si queremos evitar un posible desplome de los mismos hacia el exterior, conviene ser cuidadosos con su anclaje y refuerzo, siempre que tengan menos de 24 cm de espesor, estén desgastados o presenten grietas.
Cubiertas para tejados: Uralita-amianto
Otro tipo de cubiertas para tejados que encontramos es el fibrocemento (Uralita-amianto), que está retirado de la circulación en cuanto a su nueva instalación, dado lo perjudicial que resulta para la salud el empleo de amianto en su composición, pero existen aún hoy multitud de edificaciones públicas y privadas que cuentan con cubiertas para tejados, bajantes pluviales o jardineras de este material.
Retiramos cualquier elemento llevando a cabo todos los trámites y medidas de seguridad exigidas por la normativa actual, teniendo en cuenta los riesgos que entraña para la salud su manipulación. Para más inri, en las cubiertas para tejados con placas de fibrocemento como cubrición hay que prestar atención que no se partan o suelten de los anclajes, pues pueden desprenderse por el viento causando accidentes y filtraciones.
Cubiertas para tejados: Paneles Sándwich
Un tipo de cubierta para tejado muy recomendable es el uso del panel “sándwich” que está en auge en el sector de la construcción, como consecuencia de sus diversas cualidades: es muy ligero y fácil de colocar, lo que se traduce en mayor rapidez a la hora de ejecutar su instalación y también en reducción de mano de obra. Además, existen muchos acabados diferentes tanto para la cara exterior del panel como para la interior, dando lugar a diseños para todos los gustos y necesidades. Pero la ventaja más notable recae en el aislamiento térmico que presta: al proteger del frío en invierno y del calor en verano ahorraremos grandes cantidades de dinero en gas y electricidad, consumiremos menos energía. Este ahorro energético resulta beneficioso también para el medio ambiente y, por si fuera poco, el panel sándwich es completamente reciclable.
El panel sándwich consiste en dos planchas de chapa galvanizada y un relleno de material aislante (espuma de poliuretano, lana de roca…) que puede ser de diferentes espesores, unido todo ello por una unión química y otra mecánica, dando lugar a una gran resistencia al paso del tiempo.
Si queremos instalar panel sándwich en nuestra cubierta sin renunciar a la estética de tejas, tenemos la opción de escoger un panel con acabo que simule dicho aspecto, que puede ser un poco más caro que el panel estándar, pero también nos ahorraremos las tejas y la instalación de las mismas.
También se utilizan en cubiertas para tejados los paneles con lana de roca que en su interior nos ofrecen, además de un gran aislamiento térmico, un importante aislamiento acústico, perfectos para edificios situados en zonas de mucho tráfico o ruidos en general. No es menos importante el hecho de que la lana de roca es un componente ignífugo (debido a que es de origen volcánico y mantiene sus propiedades intactas, aunque se trate), lo que nos dará una importante protección contra el fuego y resistente en caso de incendio.